En la apertura
de esta Diplomatura sobre Políticas Publicas y DDHH, que concretamos en vísperas de la
conmemoración de un nuevo aniversario de la muerte de Manuel Belgrano, creador
de nuestra enseña patria, sea válido recordar su permanente preocupación por el
bien público, las Políticas de Estado propuestas en aquel famoso y no muy bien
recordado Plan de Operaciones del Primer Gobierno Patrio, del fuera uno de sus
principales autores, cuando convocaba: “... las
claves para garantizar el avance del país, era la importancia decisiva que se
le daba al Poder del Estado, y a la fuerza
organizada como únicas garantías de la aplicación de los planes
revolucionarios”. Cuando planteaba …“El Estado de la nueva nación debe imponer
el monopolio estatal del comercio exterior, de la explotación de la minería y
del trafico monetario, la expropiación de 5 o 6000 familias de las más
pudientes… facilitando así la construcción de fábricas, ingenios, el aumento de
la agricultura, etc.”. O bien recordar cuando desde el Correo de Comercio
promulgaba sus ideas. "La importación de
mercaderías que impiden el consumo de las propias del país, o que perjudiquen
el progreso de sus manufacturas y de su cultivo, lleva tras de sí,
necesariamente, la ruina de una nación”.
Es el
mismo Belgrano, quien rechaza los 40.000 pesos en oro que la Asamblea del Año
XIII le otorga por las victorias de Salta y Tucumán, y los destina a la
construcción de cuatro escuelas, entre otros emprendimientos.
Supo
expresar con convicción y firmeza, sus ideas de libertad, reparto de tierra,
educación femenina -algo completamente insólito en América- y de la educación
como un elemento de desarrollo económico del país, promovió la primera Escuela
Náutica para ir formando una escuela nacional de Marina Mercante, una escuela
de dibujo técnico para promover la naciente industria.
Fue un
pionero del cuidado del medio ambiente “es indispensable poner todo cuidado y
hacer los mayores esfuerzos en poblar la tierra de árboles…”. Asimismo, fue uno
de los primeros que habla del tema y advierte sobre las inundaciones causadas
por la deforestación: “es muy
sabido que no ha habido quien piense en la felicidad del género humano, que no
haya traído a consideración la importancia de que todo hombre sea propietario,
para que se valga a sí mismo y a la
sociedad, por eso se ha declamado tan altamente a fin de que las propiedades no
recaigan en pocas manos”.
Fue uno de los primeros dirigentes en privilegiar las industrias por sobre las actividades tradicionales, había que incorporar valor agregado a las materias primas. “Ni la agricultura, ni el comercio serían casi en ningún caso suficientes a establecer la felicidad de un pueblo, si no entrase a su socorro la oficiosa industria…”
Con este
modesto homenaje a uno de nuestros principales patriotas damos la Bienvenida a
todos los que nos acompañan en esta Apertura.